Manipulación de alimentos
La mayoría de los alimentos infantiles no cumple con…
La mayoría de los alimentos infantiles no cumple con los perfiles nutricionales de la OMS
El 77 % de los alimentos para bebés que se comercializan en España incumple los estándares nutricionales de la Organización Mundial de la Salud, según un estudio reciente
Por María Huidobro González, Consumer 17 de junio de 2025
En la etiqueta pone “natural 100 %”, “sin azúcares añadidos” o “perfecto para el crecimiento”. Así que enseguida coges del lineal del supermercado ese producto de alimentación infantil, pensando que es lo mejor para tu bebé. Y no: el 77 % de los alimentos para los menores de tres años que se comercializan en España no cumple con los perfiles nutricionales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según un estudio reciente. A continuación, te contamos cuáles son esos estándares, qué ha descubierto esa investigación y qué se propone para cambiar esta situación.
En los primeros 1.000 días de la vida del bebé, desde su concepción hasta que cumpla los dos años de edad, es clave una nutrición óptima para ayudar a evitar el desarrollo de obesidad infantil y otras enfermedades no transmisibles asociadas. Por eso, las recomendaciones de los expertos incluyen cuidar la alimentación de la madre antes y durante la gestación, proporcionar al peque la lactancia materna exclusiva al menos hasta los seis meses, seguir con una alimentación complementaria adecuada hasta el año y continuar con una dieta saludable para toda la familia.
Pero resulta difícil llevarlas adelante por el entorno obesogénico que nos rodea, y que exhibe una amplia oferta de productos con discutibles cantidades de azúcares libres o sal dirigidos a los menores de tres años. Es decir, no todos los alimentos para bebés respaldan las recomendaciones dietéticas de salud pública.
Perfiles nutricionales de la OMS y alimentos infantiles
Sin embargo, desde 2019 en Europa contamos con una herramienta creada por la Organización Mundial de la Salud que permite evaluar la idoneidad de los alimentos comercializados para niños y niñas de entre seis meses y tres años, con el objetivo de prevenir enfermedades y promover la salud.
Es parecida a los perfiles nutricionales para productos infantiles que los gobiernos pueden usar como referencia para desarrollar políticas que restrinjan la publicidad y comercialización de alimentos insanos para los peques mayores de tres años. De hecho, en España el Ministerio de Consumo los tuvo en cuenta para elaborar la norma que prohíbe su publicidad, a pesar de que aún no ha entrado en vigor.
Así, este Modelo de Perfil de Nutrientes y Promoción (NPPM), actualizado en 2022, establece los requisitos de nutrientes y de marketing en diferentes categorías de productos infantiles, con el fin de que garanticen una calidad nutricional elevada y una comercialización en consonancia con los objetivos de dieta y salud reconocidos internacionalmente para la primera infancia.
✅ Requisitos nutricionales y promocionales
Para ello, primero define qué son los alimentos para lactantes y niños pequeños. Deben estar recomendados para introducirlos en menores de tres años o etiquetados con las palabras «baby» o «niño» o con la imagen de un bebé. No entran, por tanto, ni leches artificiales ni suplementos vitamínicos.
Como requisitos nutricionales figura en el NPPM la prohibición de azúcares añadidos: se limita el contenido total de azúcar o de fruta contenida en ciertas categorías y, para productos con ingredientes ricos en azúcar, como el puré de frutas, se exigen etiquetas frontales que indiquen “alto contenido de azúcar”. No permite las grasas trans y establece umbrales máximos para la sal y las grasas y otros mínimos para garantizar un contenido proteico y densidad energética adecuados.
Por su parte, los requisitos promocionales buscan que en las etiquetas se especifique que los productos están recomendados para los bebés de seis meses o más —y, en el caso de los purés, también hasta los 12 meses—, se proporcionen instrucciones de preparación adecuadas y se nombren los productos y su lista de ingredientes con claridad para que reflejen con precisión sus ingredientes. Asimismo, piden que se incluyan declaraciones para promover la lactancia materna, pero eliminan la mayoría de alegaciones nutricionales y de salud.
Conclusiones del estudio
Y precisamente en estos perfiles se ha basado un estudio pionero, publicado en el European Journal of Pediatrics, para analizar 830 productos infantiles disponibles en los principales supermercados españoles entre junio y octubre de 2023. ¿Sus conclusiones? La investigación, liderada por la Universitat Rovira i Virgili (URV) junto con el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) y el CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), no los deja en buen lugar.
Ya de primeras, el 3,5 % de los productos (29) eran bebidas y dulces, dos tipos de productos considerados inadecuados por la OMS para estas edades, aunque, curiosamente, estaban disponibles en la sección de alimentos para lactantes y bebés de los supermercados. De ellos, llama la atención que los zumos se vendían para lactantes menores de cuatro meses y el té en polvo era apto a partir de los dos.
El resto de los productos en su mayoría (46 %) eran frutas y verduras procesadas, prácticamente todos ellos (99 %), purés de frutas. El 25 % correspondió a platos salados, principalmente purés, y los cereales supusieron el 17 %. Los snacks y lácteos fueron las categorías con menos productos.
Datos nutricionales más destacados
Entonces, de los 801 alimentos para bebés analizados, solo el 22,7 % cumplió con todos los estándares nutricionales del NPPM, en la línea de Australia (25 %) o Malasia (24 %), pero lejos del 45 % de Reino Unido, según otras evaluaciones recientes. Los mejores parados fueron los purés salados y los aperitivos; y los que peor, los purés de frutas.
- El 57,7 % de los productos superaba los niveles máximos de azúcar recomendados. Y, no en vano, se observó que el 98 % de los purés de frutas y verduras deberían llevar en el frontal de sus envases la advertencia “alto contenido en azúcar”.
- El 30 % contenía azúcares o edulcorantes añadidos.
- Uno de cada cuatro platos salados era deficiente en proteínas.
- El 27,7 % tenía una densidad energética insuficiente (estaban aguados).
- Solo el 7 % y el 2 % superaron los límites de sodio y grasa, respectivamente.
Sobre el etiquetado
Además, ningún producto cumplió con todas las recomendaciones de promoción del documento de la OMS; ni en España ni en ninguno de los tres países citados. “Esto suscita preocupación, ya que las declaraciones de salud y nutrición crean el efecto halo por el que los productos parecen más saludables de lo que son, apelando a los padres e influyendo en sus decisiones”, apuntan los investigadores en su estudio.
En concreto, entre los datos más destacados de la investigación española están los siguientes:
- Los envases no deben presentar ninguna declaración nutricional, de salud o de comercialización. El 97,6 % pasó por alto este requisito.
- En cambio, sí deberían indicar explícitamente la importancia de la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y la lactancia materna continua hasta dos años. Pero ninguno lo señaló.
- Los purés tienen que poner en su etiquetado que los 12 meses es el límite máximo de edad para el que están fabricados. Ninguno lo apuntó en sus envases.
- En las bolsitas de puré se debería advertir que no conviene dejar que los bebés y niños pequeños lo chupen directamente de la boca. El 95 % carecía de la advertencia.
- Según el NPPM, los alimentos que requieran preparación antes del consumo deben mostrar las instrucciones en el envase. El 56 % no lo hizo.
- En la lista de ingredientes debe indicarse con claridad el porcentaje de los ingredientes principales. El 37 % de los productos ofreció una información incompleta.
Recomendaciones para padres y madres
A la luz de estas cifras, y como ponen de manifiesto los investigadores en sus conclusiones, queda claro que es necesaria una regulación en España y en la Unión Europea, para garantizar el cumplimiento de las recomendaciones de la OMS. También ven esencial que se lleven a cabo políticas de reformulación obligatorias, en lugar de exclusivamente voluntarias, y que se pongan en marcha etiquetados frontales (FOP) del estilo “alto en azúcar” para ayudar a las familias a tomar decisiones informadas.
Y, por supuesto, consideran importante realizar campañas para educar a los padres y cuidadores sobre cómo evitar productos comerciales inadecuados. En ese sentido, conviene siempre:
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- Leer las etiquetas alimentarias, con su lista de ingredientes, la composición nutricional…
- Tener cuidado con los mensajes como “sin azúcares añadidos”, “natural 100 %”…
- No olvidar las ventajas e inconvenientes de los purés de fruta en bolsita.
- Seguir estas pautas sobre la alimentación complementaria para el bebé desde los seis meses a los tres años.
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