Alimentación y Nutrición
¿Son mejores los alimentos con fibra?
Productos alimenticios con fibra: ¿son mejores que otros?
Nuestro cuerpo necesita fibra y, por eso, muchos productos la destacan en su etiqueta. Pero no toda la fibra es igual ni su presencia hace que los productos sean más recomendables
Por Beatriz Robles Martínez, publicado en Consumer el 20 de octubre de 2025
Desde hace unos años, la fibra se ha convertido en un reclamo más que parece determinar las decisiones de compra de muchos consumidores. Por eso, la industria incorpora en sus envases mensajes sobre este compuesto que, por cierto, están regulados por ley. En las siguientes líneas te contamos qué requisitos legales deben cumplir los productos para poder lucir estos reclamos y analizamos cuatro productos con mensajes sobre la fibra para ver sus diferencias.
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¿Qué es la fibra dietética para la ley?
La normativa define lo que es la fibra. Son hidratos de carbono formados por, al menos, tres monosacáridos que no son digeridos ni absorbidos en el intestino delgado y que, además, cumplen alguno de estos requisitos:
- Estar presentes de forma natural en los alimentos.
- Haberse obtenido mediante medios físicos, químicos o enzimáticos y tengan un efecto beneficioso para la salud.
- O tener un origen totalmente sintético y un efecto beneficioso contrastado.
La cantidad
También se regula la cantidad de fibra que tiene que tener un alimento para hacer cada declaración. Por ejemplo:
- Para poder poner que es “alto en fibra” o “rico en fibra”, debe contener, al menos, 6 g por cada 100 g o 3 g por cada 100 kcal.
- Si solo dice que “contiene fibra”, “con fibra” o simplemente “fibra”, es suficiente con que aporte la mitad de esas cantidades.
El origen
Hay que tener en cuenta que, si cumple con las cantidades mínimas, un alimento puede declararse legalmente “alto en fibra” independientemente de su origen. Por ejemplo, puede hacerse, aunque sus ingredientes principales no la contengan de manera natural y esta se haya añadido en forma de salvado o si se ha añadido fibra fabricada mediante un procedimiento químico.
ColaCao cero, con fibra
Con fibra
La mención “con fibra” que puede leerse en este producto significa que contiene, como mínimo, 3 g de fibra por 100 g de producto o 1,5 g por 100 kcal.
En los alimentos que no se consumen directamente, sino que requieren una preparación, como este, el cálculo se hace por cada 100 ml de alimento listo para el consumo siguiendo las instrucciones del fabricante. Así, por cada 100 ml de producto preparado (100 ml de leche desnatada con 5 g de ColaCao Cero) tenemos 2,5 g de fibra y 54 kcal. Por lo tanto, por cada 100 kcal este producto aporta 4,6 g de fibra y cumple las condiciones para declararse como “alto en fibra”.
¿De dónde viene la fibra?
En total, la fibra supone el 50 % del peso de este producto. Una parte importante se obtiene a partir del cacao desgrasado, pero también se añade como ingrediente en forma de inulina y fibra. Hay que tener en cuenta que el extracto de malta de cebada aporta cierta cantidad.
Pan Ortiz, con alto contenido en fibra
Alto contenido en fibra
En este caso, nos encontramos con el mensaje “alto contenido en fibra”, es decir, este producto lleva, al menos, 6 g de fibra por cada 100 g. Concretamente, aporta 6,8 g de fibra por cada 100 g. En este producto la fibra procede mayoritariamente de la harina de trigo integral, aunque incluye otros ingredientes como la harina integral de arroz, que aportan cantidades minoritarias de fibra.
Pero que lleve harina integral no significa que este producto sea “pan integral”, ya que esta denominación solo se corresponde con los panes que llevan exclusivamente harina integral y este producto contiene también harina refinada.
‘Fibra’, de Central Lechera Asturiana
No es leche
Una bebida no puede denominarse “leche” si se le añaden nutrientes que no están presentes de forma natural en este alimento. Como la leche en su estado original no contiene fibra, la denominación de venta de este producto es “bebida láctea”. Seguramente por eso, utilizan la palabra “fibra” en el frontal como nombre del producto.
En realidad, esta bebida lleva un “alto contenido en fibra” y cumple los requisitos para hacer esta declaración, porque por cada 100 kcal aporta 7,8 g de fibra. Este compuesto se añade de dos formas distintas: fibra de maíz e inulina. Ambas son fibras solubles, una categoría que, entre otras propiedades, actúa como prebiótico y sirve de alimento para los microorganismos del intestino grueso.
¿La fibra que necesitamos?
En el envase también se indica que un vaso “te aporta el 40 % de la fibra diaria que necesitas” sobre la base de las recomendaciones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). La misma cantidad de fibra, 10 gramos, los podemos obtener de 70 g de garbanzos cocidos, 100 g de alcachofas o de pan integral o dos manzanas grandes.
Barrita Kellogg’s, rica en fibra
Rico en fibra
En esta barrita, el “rico en fibra” es sinónimo de “alto contenido en fibra”. Pero, aunque sea alta en fibra, su ingrediente principal es harina de trigo refinada. Los 19 g de fibra por cada 100 g se consiguen porque se añade como ingrediente en forma de salvado de trigo, fibra de avena y oligofructosa, un hidrato de carbono de cadena corta que actúa como fibra soluble, es decir, tiene un efecto prebiótico y sirve como alimento para la microbiota intestinal.
Por otro lado, este producto lleva más azúcar que fibra. Una cuarta parte de cada barrita es azúcar: tiene más de 9 g por barrita de 40 g, frente a los 7,6 g que contiene de fibra. Esta cantidad de fibra equivalen al 30 % de los 25 g diarios recomendados por la EFSA.
Antes de comprar
Que un alimento contenga una cantidad alta de fibra según los parámetros legales no implica que tenga materias primas de mayor calidad ni que sea más saludable que otros. Además, los alimentos que la contienen de manera natural no van acompañados de compuestos que se relacionan con un mayor riesgo para la salud como el azúcar, la sal o las grasas saturadas.
Si un producto pertenece a una categoría de alimentos cuyo consumo conviene que sea ocasional, como es el caso de los snacks o los productos azucarados, la presencia de fibra no cambia esta recomendación.






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